«Ninguno ha creído a Sócrates hasta morir por su doctrina; pero, por Cristo, hasta los artesanos y los ignorantes han despreciado, no sólo la opinión del mundo, sino también el temor de la muerte". Son palabras de san Justino, filósofo que vivió a mediados del s. II y que se convirtió al cristianismo. Las dice en su Apología , su defensa racional de la fe que abrazó.... y por la murió, mártir, dando así el supremo testimonio de su creencia... de la fe que le valía su creencia, más que su propia vida. La palabra mártir significa significa, precisamente, testigo, testimonio. (El cristianismo considera que el martirio es un don del Espíritu Santo: nadie puede, por sus solas fuerzas, dar su vida por la fe en Dios). De todos modos, Sócrates sí murió por la verdad, como bien sabía san Justino. Y tantos otros, por una causa justa, que no es otra cosa que un ideal que de considera verdadero: de una bondad sólida y duradera. Todo eso se por de manifiesto en una huelga de hambre. Jamás
¡Qué difícil es entrar corriendo y cargado de unas vigas de madera en una cristalería y no romper nada! Lo mismo ocurre con este tema: difícil no herir sensibilidades. Al menos, quede dicho que no es el fin que se busca, faltaría más. La conciencia es sagrada. Resulta que ya hacía unos día que le daba vueltas a este asunto: creyentes sin Dios, sin práctica, cristianos ateos... No en el nombre, claro; sino en el modo de actuar. Los hay. Quizás un servidor de ustedes, en alguna ocasión más o menos inconsciente. Ya se sabe: uno tiene fe, pero actúa como si no la tuviera. Dios se pierde en los nombres. Y donde se dice Dios se dice Alguien personal con poder y amor infinito. Casi nada. Pero me parece que la manera en que la gente dice "soy creyente pero no practicante" tiende a ser otra, algo diferente. Algo así, tal vez, como: "creo en Dios, pero no en los curas ni en misas". Bien, mal ejemplo habrán recibido, y habremos dado. Y es más que probable que se refieran -al d